Os preguntareis por qué poner esta receta en un blog, cuando
es algo tan sencillo y común de nuestra gastronomía; y que gran parte de los
posibles lectores la hacéis buenísima. Y os doy la razón. Es algo sencillo, con
ingredientes muy convencionales que están en cualquier despensa, pero no a todo
el mundo le queda bien. Es más, hay otro argumento a favor de la inclusión de
esta receta: la tortilla de patata o tortilla española es muy apreciada por
gente que no es de nuestro país… ¿y si por casualidad alguien navegando por la
red desde otro rincón del mundo se topa con esta receta y quiere hacerla porque
conoce las excelencias de este humilde plato? Pues aquí tiene donde empezar.
Además hay otro aspecto que he hablado con bastante gente, e
inclusota sido tema de conversación con alguno de los amigos lectores en un
determinado momento. Siempre está la dicotomía dentro de la cocina española “tortilla de patata/paella”. ¿Cuál es mejor
de las dos? En mi caso, defiendo a la tortilla española, no por que me guste
más (que de hecho la prefiero a la paella), sino porque un gran argumento a su
favor es que con simples y muy pocos ingredientes como huevos y patatas se
obtiene una comida absolutamente deliciosa, de personalidad única y que es una gran
competidora con platos más elaborados. En este caso vence y convence la sencillez tanto de materia
prima utilizada como de elaboración.
Ingredientes
La tortilla de la fotografía que ilustra la receta es para
dos personas, por lo que en principio iba a ser de cuatro huevos. Pero al final
tuve que añadir uno más porque lo requería la cantidad de patata, eso es algo
que se ve cuando ya se tiene la patata frita y se mezcla con el huevo batido.
No debe quedar escasa de huevo porque sino la tortilla queda pobre y no se liga
bien la patata.
-
3 patatas tirando a grandes.
-
1 cebolla grande.
-
5 huevos.
-
Aceite de oliva.
-
Sal.
En este caso la hice con cebolla. Hay gente que la prefiere
sin ella. A mi particularmente me gusta de las dos maneras: un sabor estupendo
y distinto para el mismo tipo de comida.
Elaboración
Comenzamos pelando las patatas y lavándolas con agua para
quitar cualquier resto de tierra que pudiesen tener. Después la cortamos en
trozos laminados e irregulares de unos 3 mm de espesor. La reservamos. También
cortamos la cebolla en juliana.
En una sartén ponemos aceite de oliva en abundancia y acorde
con la cantidad de patata que vamos a freír, y una vez que esté caliente
echamos la cebolla y bajamos el fuego para que no se nos queme y acto seguido
echamos la patata. Añadimos sal. El proceso de freír debe ser como parecido a
la cocción: la patata debe freírse pero debe quedar con aspecto como de cocida,
es decir no debe llegar a tostarse. Por eso fuego medio o bajo, correcta cantidad de aceite y remover de vez
en cuando es fundamental. Hay gente que fríe la patata en el microondas, y para
ser sinceros ni la textura de la patata ni el sabor queda como en el de la
sartén. Mi consejo es no hacer esto.
Una vez frita la patata y la cebolla la escurrimos con la
ayuda de un escurridor para quitar el exceso de aceite. Yo lo escurro en un
recipiente que recoja el aceite, porque
luego ese aceite me vale para cuajar la tortilla.
Batimos los huevos en un recipiente grande, porque luego hay
que verter la patata y cebolla fritas, hasta que haga bien espuma. El que esté
bien batido es lo que hará que luego quede más esponjosa la tortilla. Hay gente
que le pone al huevo levadura o un chorreoncito de leche, pero el secreto es
batir, cuanto más oxigenado el huevo esté mas hueca quedara la tortilla. Sirva
de anécdota un dicho que me dijo mi madre hace tiempo, y la verdad es que muy
gracioso y explica muy bien lo que estoy diciendo: dice una mujer a la
tortilla; “¿tortilla, por qué no subiste?, responde la tortilla; “guarra… ¿por
qué no me batiste”. Ahí queda.
Una vez batidos los huevos agregamos la patata y la cebolla
frita y mezclamos con ayuda de un tenedor. Es aquí cuando vemos si está bien la
proporción patata/huevo. Es preferible que el huevo no sea lo que escasee. Podemos
comprobar el punto de sal y añadir si es necesario.
En una sartén con el tamaño acorde con la cantidad que
tenemos de tortilla para cuajar, ponemos un culín de aceite, lo suficiente para
cubrir el fondo de la sartén, si ponemos demasiado la tortilla puede quedar
aceitosa. Yo suelo escoger una para que me quede la tortilla gordita. Cuanto
menos diámetro de la sartén, más gordita y jugosa. Cuando esté caliente
volcamos la mezcla de huevo y patata y bajamos el fuego a temperatura media.
Con la ayuda de una cuchara de madera vamos pinchando por os bordes y moviendo la sartén agarrada por el mango con
leves movimientos horizontales. Transcurridos unos minutos con ayuda de una
fuente, plato o vuelca tortillas del diámetro igual o mayor a la sartén, damos
la vuelta a la tortilla. Momento difícil que todo el mundo le tiene miedo, pero
no hay que darle mayor importancia de lo que tiene. Nos queda de este modo el
lado sin cuajar abajo y lo cuajado arriba, entonces deslizamos de nuevo la
tortilla a la sartén haciendo que la parte sin cuajar quede en el fondo.
Dejamos que se vaya haciendo moviendo la sartén por el mango y moviendo la
cuchara por el borde de lo tortilla.
Hay gente a la que le gusta la tortilla totalmente cuajada,
a otros con el huevo ligeramente deshecho, quedando más jugosita. A vuestra
elección queda el resultado final. Una vez lista la pasamos al plato definitivo
donde va a ser servida.
Sirva de paso decir que se puede acompañar perfectamente con
pimientos asados, pero puestos a elegir si tengo pisto manchego, no dudo en
acompañar con él a la tortilla.



Ya he visto en TODO lo que me estaba equivocando... a ver si mis tortillas mejoran algo y no se caen a la vitrocerámica mientras las giro, jejeje
ResponderEliminarSi es que el hacer una tortilla requiere su pequeña ciencia. Por cierto, las que vayas haciendo las quiero probar.
ResponderEliminar